martes, 1 de marzo de 2011

LA SEGURIDAD EN LA RED

LOS RIESGOS DE LA RED
Relativos a la informacion
  • Acceso a informacion poco fiable : Hay que asegurarse que las fuentes que utilicemos sean fiables.
  • Control y perdida de tiempo : Debemos aprender a gestionar y utilizar la informacion,para que no sea una perdida de tiempo.
  • Informacion inapropiada o ilegal : Las fuentes tienen contenido sexista,xenófobos y pornográficos.
AMPLIACIÓN,DE RIESGO RELACIONADO CON LA INFORMACION.
  1. Acceso a informacion peligrosa, inmoral, ilícita y estafas.
  2. Compras inducidas por una publicidad abusiva.
  3. Compras por menores sin autorización paterna.
  4. Robos.
  5. Realización de negocios ilegales.
  6. Adicción a buscar información.
  7. Compras compulsivas.
  8. Juego complusivo.
  9. Adicción a frecuentar los entornos sociales.
Relativos a la información interpersonal.
  • Mensaje basura : Evitar los mensajes de publicidad, que envian de forma indiscriminada.
  • Mensajes ofensivos : No dejarnos ofender ni incomodar por chat.
  • Pérdida de intimidad : No mostrar datos de caracter personal ni de familiares o amigos.
  • Suplantación de identidad :

domingo, 25 de julio de 2010

Sé que estás ahí

IBA a ser un mal día.
Rocío lo supo al despertar, muy temprano, y ver desde la cama el cielo casi negro.
Luego, al ponerse en pie, sintió un ramalazo de dolor. Se había roto, aprendiendo a esquiar, los huesos del pie derecho, y aunque de eso hacía casi tres meses, aún le dolía en los días malos.
El médico le había dicho que los metatarsianos (una palabra que había acabado por aprenderse) volverían a soldarse solos, y que pasados unos días ni siquiera cojearía, pero que el dolor reaparecería en cualquier momento.
-Cuando creas que ya se ha ido para siempre, y te olvides de él, volverá de nuevo.Porque está cambiando el tiempo, o porque has hecho un esfuerzo, o simplemente sin motivo.
-¿Durante cuánto tiempo? -había preguntado ella-.¿Cuánto durará eso?
-Meses,años, toda la vida,quién sabe.El dolor es como un fantasma .Aparece y desaparece.
Recordó las palabras del médico mientras miraba el mar, de un color tan semejante al del cielo que uno y otro se confundían en el horizonte.Era como estar bajo una bóveda.
La playa y las calles estaban desiertas en aquella fría mañana de febrero.No tardaría en llover.Decidió que no iría a la ciudad con su madre, como habían planeado, y se lo dijo así durante el desayuno. Su madre llamó a casa de su mejor amiga y pidió que invitaran a Rocío hasta la tarde, en que ella volvería.
-Arreglado. A eso de las diez vas a casa de Estefani.Lástima que sea demasiado temprano para llevarte yo ahora. ¿Estás segura de que no quieres venir conmigo? Comeríamos en ese sitio que te gusta.
-¿Todo el día recorriendo tiendas? No, gracias. Me duele un poco el pie. Pero tráeme algo,¿vale?
En el baño, se puso la música, se duchó y se lavó el pelo. Se lo secó con el secador porque si no, con aquella humedad, se le quedaba pegado al cráneo como.....
<<.......como el de un ahogado>>, pensó sin poder evitarlo.
En las últimas semanas había soñado varias veces con ahogados.La impresionaba aún más el hecho de que era un chico, tal vez de su edad.
Al salir del baño con su albornoz azul celeste, tuvo una impresión extraña.Como si algo hubiera cambiado en la casa. No pudo indentificar lo que era: tal vez un olor, un resto de corriente de aire........
Y entonces oyó aquello.
Un ruido apagado, semejante al deslizarse de unos pies.
Había alguien en la casa.
Permaneció absolutamente inmóvil, mordiéndose los labios para no gritar.¿De dónde provenía el roce: de la cocina, de la habitación de su madre? ¿O del pasillo?
<>. Sus pensamientos se atropellaban sin control: <>.
De repente,otro ruido, a su espalda, le hizo dar un respingo. Se volvió hacia la ventana. Eran ráfagas de lluvias que el viento arrojaba con fuerza contra los cristales. Ahora era inútil: con el viento y la lluvia, nadie la oiría desde la calle.
Pero entonces vio algo que acabó con todos sus razonamientos y durante un par de segundos le paralizó el corazón.
Agua.
Por debajo de la puerta.
Un pequeño reguero que se colaba en la habitación anunciado la identídad del visitante.
El ahogado.
Trató de convencerse de que era imposible. Rocío se limpió las lágrimas con el dorso de la mano sin darse cuenta siquiera de que estaba llorando.
-Estás ahí- consiguió articular por fin.
No hubo respuestas. -Sé que estás ahí -dijo, en un susurro. Ninguna respuesta.
-No me hagas daño -pidió-. por favor, no me hagas daño.Vete.Vete.
-Por favor, vete. Márchate, yo no..... no sé qué es lo que quieres.Detrás de la puerta no había nadie, no podía haber nadie, y menos un chico ahogado en el fondo del mar. Y empezó abrir la puerta. Incapaz de soportar la tensión, tiró de golpe hacia si abriendo la puerta por completo.
Y lo vio.
Exactamente igual que en sus pesadillas.
El ahogado.
En su rostro se leía una gran tristeza .Eso fue lo que eliminó de golpe el miedo de Rocío y dio paso a la compasión. Era un chico de la misma edad que ella. De haberle conocido a tiempo, podrían haber sido amigos. Pero su memoria volvió de pronto a los primeros días y recordó una conversación.
-Aún no habia cumplido los quince años- era la madre de Estefani quien hablaba -cuando desapareció en el mar. Vivía aquí.......Vivía aquí.....Vivía aquí...-por primera vez comprendió a que podía referirse.
-Esta fue tu casa, ¿verdad?- preguntó.
El chico movió los labios como si intentase hablar, y de su boca brotó un poco de agua. Eso hizo que le volviese el miedo a Rocío sin que ella pudiera hacer nada por evítarlo. El niño tendió sus manos hacia ella. No intentaba tocarla, era más bien como si quisiera pedirle ayuda o demostrarle que era inofensivo. Y Rocío, en un impulso que recordaría todo el resto de su vida, alargó también los brazos.
Por una fracción de segundo, sintió las puntas de sus dedos. Él se apartó a un lado y la dejó pasar. Ya no la miraba, porque sus ojos se habían encontrado con su propia imagen en el espejo. En el baño, sonó su teléfono, una música familiar y alegre que la reclamaba hacia el mundo de las cosas cotidianas y normales.
Sin saber por qué, se volvió para mirar su habitación. Él ya no estaba. En el teléfono, la voz de su amiga Estefani anunciaba que iba a pasar a recogerla, que solo tardarían cinco minutos.
-Os espero abajo, en la puerta de la calle- consiguió decir, con una voz que no parecía la suya.
-¿Rocío?- se extrañó Estefani-. ¿Estás bien?
- Ahora si. Se ha ido y no volverá, porque no quiere asustarme -y colgó, para no tener que dar explicaciones.